Apoyar a las comunidades objeto de intervención, mediante la puesta en marcha de iniciativas que tengan en cuenta el concepto de desarrollo a escala humana, la sostenibilidad ambiental, la convivencia pacífica, el respeto por la dignidad humana, la participación comunitaria y las relaciones institucionales, como estrategia para el mejoramiento de sus condiciones de vida.
Buscamos el fortalecimiento del sistema productivo de la familia y la comunidad en general, promoviendo el desarrollo de actividades productivas con valor económico y ambiental, mediante la creación de formas asociativas que mejoren su competitividad, manejando conceptos de producción limpia, de valor agregado, sostenibilidad ambiental y de conservación de la biodiversidad.
Los procesos de capacitación se realizan mediante la metodología de aprender-haciendo, Escuelas de Campo para Agricultores, donde el intercambio de conocimientos entre técnicos, comunidad y entre miembros de la comunidad, es la base de esta estrategia; valorando y teniendo en cuenta la cosmovisión y los conocimientos tenidos por la comunidad, objeto de nuestra intervención.
Este principio es la base de la labor de la institución; considerando a la comunidad como sujeto y actor principal de su desarrollo buscando siempre el fortalecimiento de la capacidad de las comunidades para plantear soluciones a sus necesidades sociales, económicas y ambientales e introduciendo elementos de autogestión, liderazgo y convivencia pacífica.
Mediante este enfoque promovemos la participación equitativa de mujeres y hombres en todas sus actividades productivas, sociales y de capacitación; lo que significa vincular a las mujeres en otros ambientes diferentes del tradicional, como los espacios productivos y aquellas en los que se tomen decisiones comunitarias.